02 agosto 2006

Silent Hill

Dirección: Christophe Gans
Guión: Roger Avary
Género: Terror
Duración: 127 minutos
Intérpretes: Radha Mitchell (Rose), Sean Bean (Christopher), Jodelle Ferland (Sharon), Laurie Holden (Cybil)

Rose, preocupada por el peligro que corre su hija Sharon debido a su extraño sonambulismo, que la hace aparecer en peligrosas situaciones, decide intentar resolver el problema. Para ello viajará junto a su hija en busca del misterioso pueblo del que ésta no deja de repetir el nombre en sueños: Silent Hill.


Parece que desde hace un tiempo a esta parte, casi sin darnos cuenta, tanto los remakes como las diversas adaptaciones de los éxitos pertenecientes a otros medios a la gran pantalla sirven como remedio al anquilosamiento que sufre la maquinaria de crear fantasías que siempre se ha considerado (o al menos yo considero) el cine. Tanto los cómics (¡el tan en otras ocasiones infravalorado noveno arte!) como el chivo expiatorio contemporáneo, los videojuegos, se han convertido por méritos propios en la válvula de escape a esta inquietante falta de ideas originales (salvo por contadas excepciones). Y es que estas dos comerciales culturas ofrecen un gran abanico de posiblidades, todavía muy lejos de ser aprovechado con inteligencia y, por qué no, también de talento, exento del cual parecen encontrarse la mayoría de las manos detrás de estos proyectos.

Tranquilos, no os asustéis, que apenas salgo en un par de ocasiones en 10 segundos mal contados

Silent Hill parte de la mejor manera posible: más que adaptando, copiando casi por completo la esencia de la saga, dejándose notar el buen hacer de Konami detrás.
Tras una primera media hora que aumenta las expectativas creadas por la película, haciéndonos creer por un momento que sí, que es posible adaptar esas geniales historias con las que tantas y tantas tardes hemos pasado, todo se va al traste cuando, tontos de nosotros, descubrimos lo obvio: no estamos jugando al videojuego. Y es que, por desgracia, ése es el mayor problema del que adolece el film, que a pesar de sus magistrales momentos iniciales, como si de una CG del videojuego se tratara, todo se va al traste cuando empieza verdaderamente la adaptación: esto no es un nuevo capítulo para PS2, y se nota.
Se deja notar en que para ser una película de terror, no da miedo (y eso lo dice alguien que no ha sido capaz de jugar más de 5 minutos al primer Silent Hill por que siente auténtico pánico), y en que el argumento, junto a algunos de sus absurdos y pretenciosos diálogos, no da para más. A pesar de la atmósfera opresiva, agobiante por momentos (de lo que tiene buena parte de la culpa la maldita niebla y algunos estupendos temas extraídos de los episodios de la saga), el ambiente que se respira está mucho menos contaminado que el que se puede vivir en la consola: mucho menos saturado, de tensión menos palpable que la que se siente con cualquier entrega de la serie. Una película de terror que ni siquiera sirve para que una joven fémina asustadiza busque refugio en un firme pecho y en un protector brazo (ya me entendéis, ¿no? xD).

Aunque lo parezca, no lo he montado yo con el Photoshop; es un cartel oficial de la peli.


Mucho prometía sin pronunciar una sola palabra, y se ha quedado en un quiero y no puedo que esperemos no se repita con las siguientes adaptaciones al celuloide de más franquicias del videojuego: la fantástica historia épico-terrorífica de Onimusha y la adrenalítica (o silenciosa, eso ya depende del gusto del jugador xD) saga Hitman (con un Vin Diesel que se antoja como una perfecta réplica de carne y hueso del Agente 47).

Esperemos que haya suerte (por lo menos Uwe Boll no estará implicado, ¡alabado sea Dios! xD) y por fin podamos ver un videojuego en la pantalla grande como se merece: con todo su espíritu trasladado a la lona blanca.

Valoración: *****

Lo mejor: la genial dirección en la primera media hora, que convierte perfectamente las recurrentes CGs de los videojuegos al lenguaje cinematográfico.

Lo peor: que una película de terror no aterrorice... No dice mucho a favor de ninguno de los implicados. Que Boromir (también conocido por los amigos como Sean Bean) no de ese salto cualitativo que necesita para codearse con los mejores, de lo que tiene buena parte de culpa los papeles y proyectos que acepta (que el dinerito no lo es todo si se quiere tene un cierto prestigio o, al menos, una cierta ambición artística).

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El primer Silent Hill inspiraba realmente miedo, ha sido el mejor juego de terror que he jugado jamás, lo malo que tenía 5 finales distintos y solo vi uno.

Christian "Samanosuke" dijo...

Pues yo ni de ver un sólo final soy capaz. Lo siento, es superior a mí. ¡Que me cago encima, hombre ya! xD
La verdad es que me harto de ver cine de terror, pero no puedo con los videojuegos. Será por eso de sentir la tensión en primera persona.